Miércoles 2/07/2025
FOTO: Katarina Wolnik Vera
Texto: Lucia Giral
Cuando lo “sano” se convierte en obsesión:
explorando la línea entre nutrición saludable y ortorexia
Cuidar la alimentación es importante, elegir opciones saludables, reducir los ultraprocesados y tener una alimentación equilibrada. Pero, ¿Qué pasa cuando el deseo de hacer lo correcto con la alimentación se convierte en una trampa mental de restricciones, miedo y culpa? Es aquí donde entra en juego la ortorexia: donde lo saludable se convierte en una necesidad obsesiva, y cruzar esa línea puede generar mucho malestar.
¿Qué es la ortorexia?
El término “ortorexia nerviosa” fue propuesto por Steven Bratman en 1997 para describir la obsesión por comer “bien”, donde lo correcto es lo saludable, hasta que comer deja de ser placer y se convierte en un ejercicio de control extremo. A día de hoy no constituye un diagnóstico independiente en el DSM‑5, pero los casos que provocan malestar clínicamente significativo podrían encajar dentro de la categoría de Trastorno de la Conducta Alimentaria No Especificado.
Según una revisión reciente de Dakanalis et al. (2023), la ortorexia nerviosa implica creencias estrictas sobre lo que se puede y no se puede comer, angustia intensa si se rompen esas reglas, y un deterioro real en la vida diaria: social, emocional y laboral.
La ortorexia suele empezar con buenas intenciones: cuidarse, ser responsable, mejorar en aspectos de salud. Pero puede acabar en una lucha interna: reglas cada vez más estrictas, angustia al desviarse de la rutina, rigidez absoluta.
¿Cómo saber si es ortorexia o simplemente una alimentación saludable?
No se trata de lo que se come, sino de cómo se vive. Comer saludable se vuelve ortorexia cuando comer genera estrés, cuando todo alimento tiene una carga moral (“esto es bueno, esto es malo”), cuando la elección de qué comer se convierte en una obligación rígida, donde saltarse las “normas” genera culpa o ansiedad. Esta rigidez tiene relación con la mentalización: clasificar los alimentos de forma categórica y rígida (buenos vs malos) es un ejemplo de funcionamiento no mentalizador, donde se pierde la capacidad de ver los matices y la complejidad de la experiencia.
La diferencia clave está en la relación que se establece con la comida: mientras una alimentación saludable permite adaptarse, compartir y disfrutar sin miedo, la ortorexia impone control, evita la espontaneidad y convierte cada comida en una prueba moral.
Cuando la obsesión ya no es salud
Un estudio cualitativo con blogs de mujeres que vivieron ortorexia refleja bien este proceso. El estudio realizado por Greville-Harris, Smithson y Karl (2019) analizó 40 entradas de blog escritas por quince mujeres que se identificaban con la ortorexia nerviosa.
En sus escritos se reflejaba claramente cómo la motivación inicial por mejorar su salud y bienestar (con buenas intenciones y hábitos positivos) evolucionaba hacia una necesidad cada vez más rígida de perfección alimentaria. Cuando no conseguían cumplir sus propias reglas dietéticas, aparecían emociones de ansiedad, culpa y frustración. Este estudio muestra cómo la ortorexia puede no empezar como un trastorno, y puede ser intento real de autocuidado pero que, sin una relación flexible con la comida, puede transformarse en una fuente constante de sufrimiento emocional.
Consejos clave:
- Escuchar al cuerpo es más importante que seguir reglas estrictas.
- Pregúntate: ¿Cómo me siento cuando como? ¿hay disfrute o hay culpa?
- Comer sano no significa comer perfecto: la flexibilidad también es salud.
- Si comer saludable se vuelve una fuente de ansiedad, merece la pena buscar ayuda profesional.
- Recuperar una relación libre y amable con la comida es posible, y es un proceso que vale la pena.
En resumen
Comer sano no es el problema; lo preocupante es cuando el cuidado por la alimentación se convierte en una exigencia moral rígida que acaba limitando la libertad, el bienestar y el disfrute.
Aunque a menudo la ortorexia empieza como un intento de autocuidado, no siempre es así: en algunos casos puede surgir desde la autoexigencia extrema o el rechazo al propio cuerpo, y su evolución varía según la historia emocional y vital de cada persona.
Lo que en un principio puede parecer un hábito saludable puede transformarse en una dinámica de control, donde la salud deja de ser un objetivo genuino y se convierte en una fuente de malestar y sufrimiento.
Referencias:
Dakanalis, A., et al. (2023). Orthorexia and Orthorexia Nervosa: A Comprehensive Examination of the Literature. Nutrients, 15(8), 1762.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC10490497/
Meule, A., et al. (2024). Orthorexic tendencies and its association with weight control methods. Frontiers in Nutrition, 11, 1355871.
https://www.frontiersin.org/journals/nutrition/articles/10.3389/fnut.2024.1355871/full
Harrison, C. (2025, May 2). “I was scared to even eat the vegetables in my fridge”: the eating disorder that focuses on food purity. The Guardian. https://www.theguardian.com/global/2025/may/02/orthorexia-eating-disorders-rfk-jr
Greville-Harris, M., Smithson, J., & Karl, A. (2019). What are people experiencing when they describe themselves as having orthorexia nervosa? Qualitative Health Research, 29(11), 1615–1627.
https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/31721111/