Miércoles 14/4/2021
FOTO: KAL VISUALS
Texto: Alejandra Misiolek
Los antidepresivos tienen un nombre poco oportuno porque indica que son medicación para la depresión y realmente se prescriben no sólo para tratar este trastorno.
Por otro lado, es importante entender su mecanismo de acción para tomarlos de manera adecuada y minimizar los posibles efectos secundarios.
Vamos a ver cuáles son las 5 cosas que consideramos que se debería saber antes de tomarlos.
- Que no te sorprenda que tu médico te haya prescrito un antidepresivo si no tienes depresión. Los antidepresivos se prescriben tanto para la depresión como para la ansiedad, para el trastorno obsesivo compulsivo, las fobias, la bulimia, el dolor crónico, el TDAH y las adicciones, entre otros. Por lo tanto, son antidepresivos y tranquilizantes a la vez.
- Además, no son un grupo homogéneo porque existen diferentes grupos de antidepresivos y cada grupo tiene un mecanismo de acción diferente. Los antidepresivos más frecuentemente prescritos, también llamados de nueva generación, son los Inhibidores Selectivos de Recaptación de Serotonina (ISRS) como es la Fluoxetina, el Citalopram o Escitalopram, de Serotonina y Noradrenalina (ISRN) como la Duloxetina, Desvenlafaxina o Venlafaxina, o de Dopamina y Noradrenalina (IRDN) como el Bupropión. Este grupo de antidepresivos causan que se inhibe la recaptación del neurotransmisor (la serotonina, la noradrenalina o la dopamina) secretado por la terminal neuronal para pasar a la siguiente neurona. ¿Esto que significa? Que esta medicación interfiere en la manera natural que tiene nuestro cuerpo de mantener el equilibrio (que es quitar el exceso del neurotransmisor antes de que pase a la siguiente neurona) e inhibe que se degrade el neurotransmisor, causando que haya más de él y hace más efecto.
- Los antidepresivos no curan sino tratan los síntomas. Al causar que haya más serotonina, que es el neurotransmisor que regula el estado de ánimo, el comportamiento social, el apetito, la digestión, el sueño, la memoria, el deseo y la función sexual, causan cambios en estas funciones mientras duran sus efectos. Una vez retirada la medicación, el neurotransmisor vuelve a sus niveles de antes. No obstante, la relación entre el neurotransmisor y el estado de animo es bidireccional; el neurotransmisor modula como nos sentimos, pero nuestro entorno y nuestras reacciones también modulan la cantidad del neurotransmisor.
- Los antidepresivos no son adictivos. Se pueden tomar durante años y al retirarlos, no hay ningún efecto de “craving” o síntomas de abstinencia. No obstante, se suelen retirar disminuyendo la dosis poco a poco durante unos días o semanas, igual que se inician de manera gradual, para disminuir los efectos secundarios que se producen por los cambios en los receptores que aparecen y desaparecen según los niveles del neurotransmisor. Para entenderlo, vale la pena entender su mecanismo de acción: los antidepresivos empiezan a producir el efecto deseado no porque haya más serotonina o noradrenalina, sino porque al haber más serotonina y noradrenalina, se producen más receptores para poder recibirla. No nos serviría de nada el nivel alto de serotonina si no hubiera donde recibirla. Estos receptores son producidos o eliminados por las células nerviosas en respuesta a los niveles del neurotransmisor que se quiere recibir. Y estos receptores tardan unas 2-4 semanas en producirse. Por este motivo, los efectos de los antidepresivos no empiezan antes. No obstante, sus efectos secundarios como el mareo, el dolor de cabeza, el insomnio, que se producen porque los receptores de serotonina se encuentran también en otras partes del cuerpo, como es el tubo digestivo, y no solo en el cerebro, disminuyen en cuestión de semanas porque estos receptores se saturan.
- No se debería dejar de tomar los antidepresivos antes de que pasen 6-12 meses desde que se ha iniciado a tomarlos. Los estudios demuestran que los pacientes con depresión clínica que dejaban la medicación antes de este tiempo mostraban con más frecuencia una recaída. Es una recomendación, no una indicación absoluta, no obstante, dado que tardamos 2-4 semanas en que inicie su efectos y otras 2-4 semanas en retirarlos, tiene mucho sentido tomarlos por lo menos unos 6 meses.
Fuentes:
Stahl, S. M. (2010). Psicofarmacología esencial de Stahl. Guía del prescriptor, 5, 185-189.