Miércoles 11/09/2024
FOTO: Katarina Wolnik Vera
Texto: María Sabaté y Lina Camacho
Mucho antes de tener una conciencia de nosotros mismos y de cómo nos vemos, cuando somos bebés, comenzamos a conocernos y a explorar el mundo a través de nuestro cuerpo y lo que nos permite hacer. Todo lo que sabemos del mundo que nos rodea lo exploramos primero a través de nuestro cuerpo. Empujamos y tiramos, alcanzamos y agarramos; así es como descubrimos lo que nos gusta, lo que no nos gusta, lo que llama nuestra atención y lo que queremos mantener cerca. Así es como descubrimos por primera vez que tenemos un cuerpo y lo que podemos hacer con él.
¿Eres consciente de todo lo que tu cuerpo puede hacer? Normalmente, cuando crecemos, perdemos la curiosidad por las funciones de nuestro cuerpo y tendemos a centrarnos más en su apariencia.
¿Qué es la funcionalidad corporal?
La funcionalidad corporal es el término científico para todo lo que nuestro cuerpo puede hacer, abarcando varios dominios como los procesos internos (por ejemplo, digestión, curación), las capacidades físicas (por ejemplo, caminar, estirarse), los sentidos (por ejemplo, la vista, el placer) y las habilidades creativas o comunicativas (por ejemplo, dibujar, el lenguaje corporal). Hace casi una década, los académicos enfatizaron la importancia de la investigación sobre la funcionalidad corporal en el campo de la imagen corporal, lo que provocó un gran interés por entender este aspecto crucial de la experiencia humana. Varios estudios han demostrado que, al apreciar más lo que nuestros cuerpos son capaces de hacer, podemos incrementar significativamente nuestra autoestima corporal.
Lo que no es funcionalidad corporal
La investigación sobre la funcionalidad corporal se centra en cómo las personas piensan, sienten y se comportan en relación con las habilidades de su cuerpo, ofreciendo una comprensión holística de la imagen corporal. Un error común es equiparar la funcionalidad corporal con estar físicamente capaz o libre de enfermedades. Sin embargo, la funcionalidad corporal se aplica a todas las personas, incluidas aquellas con limitaciones físicas o discapacidades. Por ejemplo, una persona con discapacidad puede realizar las mismas acciones que otras, pero de una manera diferente, lo que refleja una funcionalidad que no está ausente, sino adaptada.
Es importante destacar que la funcionalidad corporal no está ligada a la apariencia, a los ideales sociales de condición física o a la atracción. Aunque ciertas funciones puedan influir en la apariencia física (por ejemplo, la lactancia altera la forma del pecho), el valor de la funcionalidad corporal va más allá de la estética.
¿Por qué es importante la funcionalidad corporal para mejorar la autoimagen?
La autoestima e imagen corporal están muy relacionadas, de ahí que centrarse en la funcionalidad corporal puede ser beneficioso para fomentar un autoconcepto positivo. Existen varias teorías que respaldan esta proposición. Franzoi (1995) propuso dos perspectivas sobre cómo las personas ven su cuerpo: cuerpo-como-proceso (centrado en la funcionalidad) y cuerpo-como-objeto (centrado en la apariencia). Argumentó que las personas, especialmente los hombres, tienden a tener actitudes más positivas hacia su cuerpo-como-proceso, y, por lo tanto, más aprecio y gratitud hacia lo que sus cuerpos pueden hacer. Las diferencias de socialización llevan a los hombres a enfocarse más en la funcionalidad y a las mujeres en la apariencia, lo que resulta en una disparidad en las experiencias de imagen corporal.
La objetivización
Además, dado que las mujeres son a menudo sexualmente objetificadas por la cultura, tienden a ver sus cuerpos desde una perspectiva de tercera persona (Fredrickson & Roberts, 1997). Esta auto-objetificación reduce su conexión con la funcionalidad del cuerpo y las señales internas, aumentando el riesgo de problemas de salud mental como la vergüenza corporal y los trastornos alimentarios. Aunque los hombres también pueden experimentar objetificación, generalmente es en menor medida que las mujeres.
Es importante destacar que la auto-objetificación describe ver el propio cuerpo como un objeto estático, evaluado predominantemente por su apariencia física. Por lo tanto, centrarse en lo que el cuerpo puede hacer es antitético a la auto-objetificación y puede disuadir a las mujeres de adoptar una visión objetivante y perjudicial de su cuerpo. Focalizarse en la funcionalidad corporal ayuda a resistir las presiones sociales para ver el cuerpo como un objeto (Piran, 2002, 2016, 2017). Se ha demostrado que participar en actividades que enfatizan la funcionalidad del cuerpo y lograr una sintonía con el cuerpo puede conducir a una conexión entre la mente y el cuerpo que promueve directamente una encarnación positiva (Piran, 2019).
Funciones del cuerpo humano y la comida
Valorar la funcionalidad del cuerpo por encima de la apariencia también fomenta una relación más saludable con la comida y la autoimagen, ya que implica un enfoque más intuitivo hacia la dieta, guiado por señales internas de hambre y saciedad en lugar de seguir las normas sociales. La investigación muestra que la alimentación intuitiva fomenta la apreciación del cuerpo y reduce los comportamientos alimentarios desordenados (Avalos & Tylka, 2006). Por el contrario, la disrupción de la encarnación ocurre cuando los individuos priorizan la apariencia sobre la funcionalidad, como a través de la dieta o el ejercicio perjudicial, lo que conduce a experiencias negativas del cuerpo (Piran, 2002, 2016, 2017).
¿Cómo mejorar la apreciación de la funcionalidad para lograr una imagen corporal positiva?
- Escribir sobre la funcionalidad corporal ha demostrado mejorar la imagen corporal al alentar a las personas a reflexionar sobre las habilidades de su cuerpo, como la curación, el movimiento y la creatividad, en lugar de sus características estéticas.
- Hacer yoga. El yoga combina posturas físicas, ejercicios de respiración y meditación, todo lo cual cultiva la conciencia y una conexión más profunda con las capacidades del cuerpo.
- La exposición a entornos naturales, como caminar en la naturaleza o pasar tiempo en espacios verdes, ayuda a desviar la atención de las presiones centradas en la apariencia prevalentes en los contextos urbanos y favorece una recuperación más rápida de los pensamientos negativos sobre la imagen corporal.
¿Qué pasa con las poblaciones con funcionalidad reducida?
A pesar de la enfermedad, la lesión o la discapacidad, las personas aún pueden apreciar la funcionalidad de su cuerpo aceptando las limitaciones y enfocándose en lo que sigue siendo posible. El dolor crónico a menudo impacta negativamente en la imagen corporal; sin embargo, aprender a aceptar y vivir con el dolor puede llevar a mejores percepciones de la funcionalidad del cuerpo.
Durante el embarazo y la lactancia, las mujeres pueden cambiar su enfoque de la apariencia a la funcionalidad, lo que puede mejorar el respeto por el cuerpo y el vínculo emocional con su bebé, aunque los desafíos posparto pueden afectar este enfoque. Las dificultades con la infertilidad o la lactancia pueden llevar a la frustración y a percepciones negativas del cuerpo. Pero la apreciación de la funcionalidad durante el embarazo puede mejorar el apego prenatal, fomentando un vínculo emocional más fuerte con el bebé después del nacimiento.
Las creencias feministas también pueden ofrecer protección contra la imagen corporal negativa al fomentar una visión crítica de los ideales de apariencia de la sociedad y enfatizar la funcionalidad corporal sobre la apariencia, apoyando una imagen corporal más positiva.
Enfatizar la funcionalidad corporal, en lugar de la apariencia, puede mejorar la imagen corporal y la autoestima, independientemente de las limitaciones físicas o los estándares sociales. Se recomiendan estrategias prácticas como escribir sobre las habilidades del cuerpo, practicar yoga y pasar tiempo en la naturaleza para mejorar esta apreciación. Este enfoque beneficia a todas las personas, incluidas aquellas con desafíos específicos o durante etapas de la vida como el embarazo, y respalda una imagen corporal más saludable y positiva. En última instancia, abrazar la funcionalidad del cuerpo fomenta una imagen corporal más positiva y resiliente.
Referencias:
- Alleva, J. M., & Tylka, T. L. (2021). Body functionality: A review of the literature. Body Image, 36, 149-171.
- Piran, Niva. Handbook of positive body image and embodiment: Constructs, protective factors, and interventions. Oxford University Press, 2019.