Miércoles 15/6/2022
FOTO: Francesca Zama
Texto: Alejandra Misiolek
El patrón de la dependencia emocional se caracteriza por la necesidad de sentirse asegurado constantemente por la otra persona, tener la necesidad de saber que no nos va a abandonar y que somos importantes para ella.
Se relaciona con el apego inseguro y baja autoestima y tiene como consecuencia la dificultad en poner límites. Dicha falta de asertividad cierra el bucle dado que no solo es consecuencia sino también de nuevo causa aún más baja autoestima.
Por un lado, podemos afirmar que la baja autoestima es causa de que una persona se relacione desde la dependencia. ¿Pero la baja autoestima es la causa en sí, o es consecuencia de otra cosa?
Como la mayor parte de fenómenos en psicología, este también es cíclico. Dicho de otra forma, lo que es consecuencia de algo, se convierte en causa de otra cosa y cierra el círculo vicioso. Nosotros no nacemos con autoestima baja, sino que nuestra autoestima se forma en las relaciones con los demás desde la temprana infancia. Si hemos sufrido de negligencias, abandono temprano, sobreprotección u otros traumas, esto afecta de manera significativa nuestra autoestima y puede causar que dependamos más de los demás en las relaciones y nos infravaloremos a nosotros mismos.
Como consecuencia de esta falta de equilibrio entre el valor que nos damos a nosotros mismos y a los demás, tendemos a permitir que los demás sobrepasen nuestros limites y no somos asertivos. Cuando no marcamos nuestros límites y nuestras necesidades, es sinónimo de faltarnos respeto a nosotros mismos. En otras palabras, si nos tratamos sin respeto a nosotros mismos, esto aún más afecta a nuestra baja autoestima y se cierra el círculo.
Además, si hemos sufrido abandonos, tememos que nos vuelvan a abandonar y paradójicamente, al intentarnos proteger del abandono, creamos una profecía autocumplida de padecer aún más abandono. ¿Cómo? Por ser muy exigentes, inseguros y demandantes con la pareja podemos sufrir abandono por cansar y agobiar a nuestra pareja. O sea, el abandono se convierte en la consecuencia de nuestros actos que justo nos iban a proteger del abandono.
Para que la relación de pareja sea sana, tiene que haber un equilibrio entre la dependencia y la independencia. Un apego seguro se basa en la capacidad de depender de forma sana de los demás (saber estar en las relaciones y regularnos a través de ellas) pero también de saber depender de uno mismo. Lo que sostiene la pasión y la atractividad en las relaciones es la sensación de estar con el otro porque se quiere y no por obligación o culpa. No obstante, si somos demasiado independientes, caemos en el riesgo de no crear conexión con el otro y tenemos pocas cosas en común. Este equilibrio es el arte de estar con el otro que se relaciona con saber estar con uno mismo.
¿Cómo saber si soy una persona dependiente en las relaciones?
Hay ciertos rasgos comunes de las personas que tienden a relacionarse desde la dependencia. ¿Te identificas con esto?
- Tienes baja autoestima y alto autodesprecio.
- Buscas relaciones de pareja teniendo poco criterio y sin ser asertivo.
- Tienes dificultades en la toma de decisiones.
- Eres poco adaptativo a nuevos entornos o situaciones.
- Temes al rechazo y te resulta difícil dar su opinión.
- Tienes necesidad de agradar a los demás.
- Tienes dificultad para iniciar proyectos por tu cuenta.
- Te falta confianza en tu propio juicio y capacidades.
- Te posicionas como inferior en las relaciones.
- La soledad te hace sentir muy incómodo.
- No tienes la capacidad de salir de una relación tóxica. Tus relaciones se tienen a transformar en una montaña rusa.
- Sufres de una sensación de vacío que intentas llenar con otra persona.
- Te autoanulas y no sueles pensar en tus necesidades
- Puedes soportar maltrato físico o verbal. Te dejas manipular con facilidad por otra persona.
Y para compensar todo esto, tiendes a buscar parejas/te atraen personas que:
- Tienen una autoestima elevada
- Tienen ciertos rasgos de manipulador, dominante o posesivo.
- Tienen rasgos narcisistas de personalidad.
- Son frías y distantes, pero hacia el exterior tienen encanto y sentido del humor.
Si te identificas con estos rasgos y patrones, no te culpes y no te avergüences. Son muy comunes y tienen sentido. Además, ¡esto se puede trabajar en psicoterapia y el trabajo sobre todo se basa en mejorar la relación contigo mismo!