Miércoles 9/3/2022
FOTO: Jeremy Perkins
Texto: Alejandra Misiolek
El pensamiento catastrófico y los bucles de pensamiento
Ante situaciones de crisis, las personas reaccionan de maneras diferentes. Hay gente que tiende a caer en algo que llamamos pensamiento catastrófico. ¿Qué es realmente un pensamiento catastrófico?
El pensamiento catastrófico es un tipo de distorsión cognitiva en la cual la persona que lo hace cae en espirales de pensamiento negativo que acaban distorsionando la realidad.
El pensamiento catastrófico no suele ser consciente y puede ser abrumador. La persona que lo hace suele estar convencida de que la catástrofe es inminente y pensar en ella sirve para protegerse.
Si realmente el peligro fuese real, pensar en él constantemente y repensar diferentes escenarios posibles, podría ser adaptativo para protegerse de él. No obstante, la mayoría de las veces no es así.
¿De dónde viene?
El pensamiento catastrófico puede ocurrir en respuesta a eventos traumáticos en el pasado (muy a menudo en la infancia) que replantearon nuestra visión del mundo o que reforzaron creencias como que el mundo es malo, que no se debe confiar en las personas y que intentar hacer cosas puede acabar mal. Por otro lado, el pensamiento catastrófico lo podemos aprender de nuestros padres si esta fue su manera de “gestionar las emociones”.
El pensamiento catastrófico también se puede asociar con condiciones de salud mental como por ejemplo trastornos de ansiedad, depresión (ya que el pensamiento catastrófico puede generar sentimientos de desesperanza) o trastorno de estrés postraumático.
Los seres humanos tenemos una facilidad incrementada para reaccionar con miedo ante la ambigüedad y la incertidumbre. Esta reacción es adaptativa desde el punto de vista de la evolución, pero no siempre lo es hoy en día.
¿Cómo se forman y por qué se mantienen las espirales?
Cuando pensamos en estos escenarios negativos mucho tiempo, nos parecen cada vez más reales y tienen más potencia para aumentar las emociones como la ansiedad. Como reacción ante esta ansiedad, pensamos aún más en las posibles catástrofes. Podemos seguir así con la espiral hasta el infinito, que se hace cada vez más intensa y estable. Esto causa que cuanto más tiempo pase, más difícil resulta cambiarlo.
Además, para entender la formación de las espirales de pensamiento catastrófico es importante entender que reaccionar con miedo implica un aprendizaje para nuestro cerebro. Tener miedo ante una situación, aunque solo imaginaria, es información para nuestro cerebro que esta situación es peligrosa. Por otro lado, actuar ante la misma situación sin miedo no desencadena ansiedad y nos podríamos reafirmar que no pasa nada.
Nos gusta pensar de nosotros mismos como seres racionales pero los estudios (y experiencia) demuestran que somos más emocionales que racionales. Es por eso por lo que cuando evaluamos riesgo de alguna situación, en vez de basarnos en la probabilidad estadística, hacemos estadísticas inconscientes de las veces que hemos pensado en algo y cuan de fuerte ansiedad ha generado. Este proceso es mucho más subjetivo que objetivo y nos condiciona a padecer pensamiento catastrófico.
¿Y cómo podemos parar este bucle de catastrofismo?
- Es muy importante poder tomar consciencia de nuestros pensamientos y darnos cuenta cómo fluyen. Para lograrlo, son muy útiles las técnicas de mindfulness que además nos ayudan a ver los pensamientos con perspectiva, como algo que activamente pensamos o decidimos pensar y no algo que es parte inseparable de nosotros mismos.
- Por otro lado, es importante trabajar la confianza en uno mismo. Esta nos ayuda a no dudar en nuestra capacidad de manejar las dificultades una vez aparezcan.
- Es importante actuar resolviendo los problemas cuando aparecen y así reforzar nuestra convicción que tenemos la capacidad de manejarlos.
- Por último, aunque opino que debería ser lo primero: es imprescindible entender y aceptar nuestra tendencia al pensamiento catastrófico para no culparnos por ella dado que esto podría ser contraproducente.