Miércoles 14/10/2020
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Texto: Alejandra Misiolek Marín
Los 9 pilares de la autoestima y las estrategias para subirla.
No hay ningún truco de magia para subir la autoestima ni se consigue subirla de manera como comúnmente se cree y se intenta, que es a través de conseguir tener un cuerpo perfecto, pareja por la cual mis amigas me envidien, buen trabajo, mucho dinero, ropa de marca, etc.
Muchas veces mis pacientes me comentan que cuando logren adelgazar, se sentirán seguras de sí mismas. Pensar de esta manera es un pensamiento mágico, por un lado, y falso por otro. ¿Por qué? Porque si no cambiamos algo que hay de base, todo esto no nos servirá para nada y será un saco sin fondo: primero adelgazar, una vez delgada, encontraras otra pega, ahora conseguir pareja, una vez tienes la pareja, ahora trabajo. Es una historia que acaba en mucha frustración.
¿Entonces qué hacer para que todas estas cosas que logramos en la vida sean valiosas y aporten a nuestro sentimiento de sí mismos en vez de convertirse en fuente de obsesiones y frustraciones?
Basándonos en lo que nos dice la ciencia y experiencia clínica y lo que hemos descrito en el anterior post sobre la autoestima, aquí vamos a describir unas estrategias que nos ayudarán a subir nuestra autoestima.
- Toma consciencia. Parar y pensar en lo que estamos sintiendo y pensando, en cómo nos dirigimos a nosotros mismos, cuál es nuestro lenguaje interno, etc., son estrategias de mindfulness que forman una base imprescindible para poder cambiar algo.
Ejemplo: Darse cuenta de que cuando algo no funciona, tiendo a dirigirme a mí misma como” inútil”.
- Entiende. Tomar consciencia de nuestros patrones mentales muchas veces va acompañado de juzgarnos a nosotros mismos. “Me machaco por machacarme” es una conclusión a la que llegan muchos de mis pacientes. Ayuda entender de dónde vienen nuestros patrones. La comprensión prepara el terreno para la aceptación.
Ejemplo: Entender que me dirijo a mi misma como “inútil” porque así me llamaban mis padres cuando algo no iba bien.
- No juzgues. Tomar las cosas como son, de manera neutral y sin juicios de valor. Es difícil, pero darse cuenta de que el valor que adscribimos a ciertas cosas viene de cómo las juzgaba nuestro entorno. Es muy liberador entender esto y poder darles nuestro propio valor.
Ejemplo: Preguntarse si el hecho de que el internet no funciona bien y por eso no me puedo conectar a una clase online, ¿es realmente una prueba de mi “inutilidad”?
- Acepta. La gran paradoja del cambio se basa en la idea de que solo podemos cambiar algo en nosotros mismos si primero lo aceptamos. Esta idea es contraintuitiva porque lo que queremos cambiar es justo lo que no aceptamos. No obstante, la base de esta paradoja es que si quiero cambiar porque no me gusto y no me acepto, parto del “auto-odio” y no del “amor propio”.
Ejemplo: Si entiendo que mi manera de llamarme “inútil” es automática porque así funciona el cerebro humano, no me machaco por hacérmelo a mi misma, pues de alguna manera lo acepto. Esta aceptación es la base del cambio.
- Opina. Una vez ya hayas tomado consciencia de lo que haces, no te has juzgado y has aceptado lo haces porque es automático; pregúntate ¿Qué es lo que tu piensas? ¿estás de acuerdo? Trabaja en tener tu propia opinión.
Ejemplo: Si el internet no funciona bien y no te puedes conectar a tu clase online, ¿Qué opinas sobre esta situación? ¿Qué opinas que está situación dice sobre ti misma?
- Espacio mental. Cuando haces todas estas operaciones de manera consciente, introduces más espacio mental entra el input y el output. Con esto empiezas a vivir tus reacciones como tuyas y no tienes miedo de ellas, empiezas a confiar en que reaccionarás de acuerdo contigo misma.
Ejemplo: Cuando el internet no funciona, antes de enfadarte, valoras qué ha pasado y opinas sobre la situación.
- Sentimiento de agencia. Gracias a introducir dicho espacio mental empiezas a sentir que las cosas no te pasan como si fueras un objeto pasivo, sino que empiezas a ser un sujeto activo. Esto es lo que llamamos el sentimiento de agencia. Es muy importante porque ayuda a sentir más fuerza y temer menos las cosas que pasan en la vida.
Ejemplo: Cuando el internet no funciona y consigues no juzgarte automáticamente a ti misma, puedes pensar en cómo ha ocurrido. Puede que te des cuenta de qué podrías hacer para resolverlo o de qué podías haber hecho para evitarlo. Empiezas a ver que el mundo no acaba y que hay soluciones que dependen de ti.
- Coherencia. En este punto del proceso llegas a un mayor sentimiento de coherencia que antes. La coherencia entre lo que hacemos, lo que pensamos de nosotros mismos y cómo nos queremos ver es muy importante para un sentimiento de seguridad de uno mismo.
Ejemplo: Si yo me considero una persona resolutiva y quiero que los demás me perciban de esta manera, cuando el internet no funciona, busco una solución para repararlo o para recuperar la clase perdida, sin perder la energía en automachacarme.
- Los premios. Si has podido deducir que tu autoestima es baja porque no has sido valorada lo suficiente, tienes que aprender a valorarte y premiarte por las cosas que haces. Ahora probablemente eres tú la persona que más te machaca, no los demás.
Ejemplo: Si has conseguido resolver el problema de internet y ya funciona, toma un momento para valorarte por ello. “Que resolutiva soy” es una frase que es verdadera y a la vez muy potente para fortalecer tu autoestima.
Fuentes: