Miércoles 27/4/2022
FOTO: Jakayla Toney
Texto: Alejandra Misiolek
Existe la convicción común de que un trastorno de la personalidad, especialmente el trastorno límite de la personalidad (TLP), no es tratable.
En este post voy a abordar este tema basándome en estudios científicos actuales.
Antes de comenzar, definamos qué es un TLP.
El TLP es una condición grave con una prevalencia a lo largo de la vida estimada en hasta un 6% (Grant et al, 2008, en: Bateman y Fonagy, 2016) en la población general y hasta un 20% en la población psiquiátrica. Por lo tanto, en cuanto a un trastorno mental, no es raro en absoluto. Además, aparece con bastante frecuencia junto a trastornos del estado de ánimo como la depresión y el trastorno bipolar, los trastornos de ansiedad, el trastorno narcisista de la personalidad (Bateman y Fonagy, 2016) y los trastornos alimentarios (Robinson et al, 2019). Esto hace que sea aún más difícil diagnosticarlo bien y tratar.
¿Qué significa que es un trastorno de personalidad?
Un trastorno de la personalidad se define según el deterioro funcional y los rasgos patológicos de la personalidad.
Por lo tanto, para que se diagnostique un trastorno de la personalidad, deben aparecer rasgos de carácter como patrones específicos de pensamiento, expresión y experiencia emocional y relación con los demás. Además, estos afectan significativamente el funcionamiento personal y social de la persona que los padece.
Los trastornos de la personalidad se organizan en tres grupos en función de sus principales dificultades. El grupo A representa los trastornos excéntricos (que incluyen esquizoide y paranoide), el grupo B representa los trastornos erráticos (como antisocial, narcisista y límite), mientras que el grupo C describe los trastornos de personalidad temerosos y ansiosos (que incluyen obsesivo-compulsivo y evitativo).
¿Qué es el trastorno límite de la personalidad?
El trastorno límite de la personalidad (TLP) pertenece al Grupo B y es la forma más común de trastorno de la personalidad. Según el Manual Diagnóstico (DSM-5), para diagnosticar un trastorno límite de la personalidad, 5 de 9 criterios deben estar presentes de forma persistente y desde la edad adulta temprana:
- Inestabilidad emocional que incluye angustia intensa o irritabilidad.
- Arrebatos de ira inapropiados e intensos.
- Sentimientos crónicos de vacío.
- Participar en actos perjudiciales como conducir de manera imprudente, abuso de sustancias o comportamiento sexual de riesgo.
- Ideación o amenazas suicidas recurrentes, o conducta autolesiva como cortarse, golpearse o quemarse.
- Un sentido marcadamente y persistentemente inestable de uno mismo o de la propia imagen.
- Pensamientos paranoides o períodos de disociación.
- Participar en un comportamiento frenético para evitar el abandono real o imaginario.
- Relaciones intensas e inestables, alternando entre la sobrevaloración y la infravaloración de los seres queridos.
Además, podemos definir el trastorno límite de la personalidad como un deterioro en el funcionamiento relacionado con la identidad (con dificultades para experimentar el yo como una entidad única con límites y un sentido coherente de la historia personal), en la autodirección (que implica un deterioro en la búsqueda de metas de vida a corto y largo plazo), en la empatía y problemas con la intimidad. Existe consenso entre muchos autores en que la base del TLP son: las dificultades en la regulación emocional, la impulsividad y la disfunción social. De acuerdo con el enfoque de mentalización, los problemas con la cognición social y, en particular, una capacidad comprometida para comprenderse a uno mismo y a los demás en términos de estados mentales, son el núcleo del TLP.
¿De dónde viene el TLP?
La investigación y la práctica clínica han demostrado que un historial de negligencia temprana, especialmente emocional, es muy común entre las personas con TLP. El abandono temprano es una experiencia traumática que puede alterar la capacidad de mentalizar. Tanto la negligencia emocional como las dificultades posteriores para comprender las relaciones sociales (o la mentalización interrumpida) conducen a crear un apego inseguro con nuestros cuidadores y luego en las relaciones posteriores. Se crea un círculo vicioso en el que haber experimentado abandono o descuido condiciona a la persona a temer ser abandonada en las relaciones y desencadena comportamientos que se supone que la protegen (como buscar atención) pero que a la larga pueden volverse difíciles y molestos para sus parejas o amigos y provocar aún más abandono. Tal mecanismo se llama profecía autocumplida y explica por qué persiste el TLP.
¿Cómo podemos tratarlo?
La primera línea de tratamiento para el trastorno límite de la personalidad es la psicoterapia. Dos tipos de psicoterapias han demostrado ser eficaces para el TLP:
Terapia conductual dialéctica (DBT): a partir de la suposición de que la desregulación emocional es la principal dificultad en el TLP, la DBT se enfoca en aprender habilidades para manejar la desregulación y reducir los métodos disfuncionales para manejar emociones fuertes. Se enfoca en cuatro habilidades: atención plena, efectividad interpersonal (afirmar con éxito las necesidades y navegar los conflictos en las relaciones), tolerancia a la angustia; y regulación emocional.
Terapia basada en la mentalización (MBT): MBT se enfoca en mejorar la capacidad de dar sentido a los pensamientos, sentimientos y creencias de uno mismo y de los demás, particularmente en situaciones que evocan emociones fuertes y comportamientos disfuncionales. Los efectos de MBT se han documentado con múltiples ensayos controlados aleatorios que muestran beneficios en adultos y adolescentes.
Por otro lado, también existe el apoyo farmacológico. Aunque no existen medicamentos que hayan sido autorizados y aprobados específicamente para el tratamiento del TLP, varias clases de medicamentos psiquiátricos son útiles en el tratamiento de síntomas específicos del trastorno. Según estudios científicos, podemos confirmar que las siguientes clases de medicamentos han sido aprobadas para ayudar a las personas con TLP:
- Antipsicóticos
- Estabilizadores del estado de ánimo
- Antidepresivos
Finalmente, ¿es realmente tratable?
Sí. Los estudios muestran que, aunque el tratamiento es difícil y prolongado, con altas tasas de abandono, puede ser efectivo a largo plazo.
Un estudio longitudinal de 362 personas con TLP (Zanarini, 2007) mostró que más del 85% de la muestra estaba en remisión 10 años después.
Es fundamental concluir que la probabilidad de recuperación aumenta considerablemente con el acceso al tratamiento adecuado. La psicoterapia especializada en el tratamiento de los trastornos de personalidad junto con un buen diagnóstico y el conocimiento de las posibles comorbilidades (otros trastornos que acompañan) es clave para la recuperación. Por lo tanto, la pregunta no es si el TLP es tratable sino cómo tratarlo para que sea efectivo.
Fuentes:
- Bateman, A., & Fonagy, P. (2016). Mentalization based treatment for personality disorders: A practical guide. Oxford University Press.
- Bateman A. Fonagy P. Treatment of borderline personality disorder with psychoanalytically oriented partial hospitalization: An 18-month follow-up. American Journal of Psychiatry. 2001;158:36–42. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/11136631
- Bateman A, Fonagy P. Psychotherapy for Borderline Personality Disorder: Mentalisation Based Treatment. Oxford (UK): Oxford University Press, 2004. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/17365158
- Bateman A. Fonagy P. Randomized controlled trial of outpatient mentalization-based treatment versus structured clinical management for borderline personality disorder. American Journal of Psychiatry. 2009;166:1355–1364 https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/19833787
- Kvarstein EH, Pedersen G, Urnes O, Hummelen B, Wilberg T, Karterud S. Changing from a traditional psychodynamic treatment programme to mentalization-based treatment for patients with borderline personality disorder–does it make a difference? Psychol Psychother. 2015;88(1):71–86. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/25045028
- Robinson, P., Skårderud, F., & Sommerfeldt, B. (2018). Hunger: Mentalization-based treatments for eating disorders. Springer.
- Rossouw TI. Fonagy P. Mentalization-based treatment for self-harm in adolescents: A randomized controlled trial. Journal of the American Academy of Child and Adolescent Psychiatry. 2012;51:1304–1313. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/23200287
- Zanarini MC, Frankenburg FR, Reich DB, Silk KR, Hudson JI, McSweeney LB. The subsyndromal phenomenology of borderline personality disorder: a 10‐year follow‐up study. American Journal of Psychiatry 2007;164(6):929‐35. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/17541053