Miércoles 22/11/2023
FOTO: Mathew Macquarrie
Texto: Anna Nagygyörgy, Viktória Farkas y Alejandra Misiolek
La adicción implica un alto grado de vergüenza y estigmatización, y muchas veces va de la mano de secretos, mentiras y soledad. Nos podemos preguntar si “¿beber solo en casa es un síntoma de alcoholismo? Pensando en un “bebedor de armario” que bebe solo, intenta desesperadamente esconder todas las botellas y deshacerse del aliento a alcohol con caramelos, tenemos la falsa impresión de que el consumo de sustancias es algo que ocurre de forma aislada.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que la adicción también tiene un carácter social, que es el argumento principal de la presente entrada del blog. Nuestro contexto cultural, estatus económico y especialmente, nuestras relaciones cercanas tienen un gran impacto en la formación, mantenimiento y recuperación de la adicción, además de nuestras características y recursos personales (1).
Un impresionante apoyo a esta afirmación es un estudio neurobiológico en el que se demuestra que la adicción está relacionada con la dependencia social. En nuestro cerebro, el efecto farmacológico del consumo de drogas y alcohol está sustituyendo los efectos de las interacciones positivas con nuestros seres queridos. Es decir, al consumir sustancias nuestro estado de ánimo y sistema de gratificación cambia de manera muy similar a cuando tenemos un cálido abrazo o una agradable charla con nuestro amigo (2).
Familia y adicciones: ¿Qué es la causalidad circular?
Al tener cada vez más evidencia en manos de los profesionales, la adicción ya no se percibía como una enfermedad de un individuo, sino que se interpretaba en el marco de la teoría de los sistemas familiares. La familia puede entenderse como un sistema formado por miembros de la familia que están conectados entre sí. Forman un todo y tienen límites distintos para separarlos del mundo exterior y entre sí (3).
Si un miembro de la familia tiene una adicción, ésta afecta a todos los demás miembros de la familia, lo que no ocurre sólo de una manera, sino de forma recíproca. Hay un circuito de retroalimentación que altera o confirma la conducta adictiva, y luego comienza una nueva secuencia, y así sucesivamente.
Este fenómeno también se denomina causalidad circular, lo que demuestra bien por qué se considera a la familia como unidad de tratamiento, en lugar de solo al individuo (3).
Otra característica importante de las familias es la aspiración de equilibrio entre estabilidad y cambio. Se pretende alcanzar este equilibrio controlando a los demás y apegándose a las reglas familiares, lo que conduce al mantenimiento del status quo. En las familias donde alguien tiene una adicción, ésta forma parte del status quo y el sistema se resiste al cambio. Para salir de este equilibrio patológico podría ser necesaria ayuda profesional (4).
Alcohol y relaciones de pareja: ¿Protectoras o desencadenantes en las adicciones?”
Pasando a las relaciones íntimas, parece ampliamente aceptado que estar en una relación comprometida y convivir con la pareja puede servir como protección frente a actividades de riesgo. De hecho, los estudios demostraron que casarse, especialmente a los veinte años, reduce el consumo de alcohol (5).
Sin embargo, estar casado no sirve como una solución mágica: las personas con trastorno por uso de sustancias experimentan más violencia doméstica y problemas conyugales que los no consumidores (1). En otras palabras, aparecen problemas de pareja por drogas. Es más, el alcohol se utiliza a menudo para afrontar el estrés que surge de los conflictos con la pareja (5). La contradicción se puede resolver si involucramos la calidad: una relación sana fomenta la vida libre de sustancias, mientras que una disruptiva la promueve.
Adicciones en la sociedad: diferencias de consumir con o sin la pareja
Un aspecto importante al que hay que prestar atención en las relaciones íntimas son los problemas de pareja por drogas y si la pareja también consume la sustancia en cuestión. En las parejas, a largo plazo, existe una tendencia a tener hábitos similares de consumo de tabaco, marihuana o alcohol, lo que se debe en parte a la influencia del primer consumidor más intenso (6).
Cuando hay una diferencia en el consumo, hay una menor calidad de la relación, más conflicto, mayor probabilidad de agresión por parte de la pareja y sexo de riesgo. En este uso discrepante, el usuario no consumidor o el usuario más leve a menudo intenta regular al usuario más intenso de una manera destructiva, lo que genera conflictos y disminuye su satisfacción con la relación. Además, aquellos que están preocupados por el consumo de sustancias de otros pueden convertirse ellos mismos en consumidores para afrontar la situación (6). Con todo esto podemos entender por qué a veces se suele decir que el alcohol destruye parejas.
Al mismo tiempo, un resultado sorprendente es que si la pareja tiene un patrón de consumo similar, puede significar protección contra las consecuencias relacionales negativas mencionadas anteriormente. Por ejemplo, fumar marihuana juntos podría ser una actividad de ocio común en la que experimentan una mayor intimidad. Sin embargo, hay que abordar que el uso común puede ser una barrera adicional para alcanzar una vida libre de sustancias (6).
¿Cómo superar una adicción: la importancia de tus allegados para la recuperación?
De manera controvertida, las relaciones pueden fomentar e inhibir la recuperación de la adicción. Muchas personas se preguntan cómo actuar si tu pareja consume drogas. A veces es inevitable cambiar de red social para iniciar y mantener la abstinencia. Esto puede significar dejar de reunirse con los “compañeros de bebida”, pero también puede llevar al final de una relación romántica si se basó en el uso común de sustancias (1).
Y ¿cómo ayudar a tu pareja con las adicciones? En la recuperación, una pareja puede ayudar mucho brindándole apoyo emocional y respondiendo a las necesidades del otro durante la recuperación. Está comprobado que cuanto más apoyo emocional se brinda, mejores resultados se obtienen entre los fumadores. Sin embargo, si no se cumplen las expectativas de apoyo de la persona adicta, el resultado es peor. Además, es bueno recordar que si la pareja se centra en el pasado fracasos en lugar de éxitos, el apoyo es negativo y menos efectivo. Finalmente, una buena idea a la hora de recuperarse es priorizar el llamado “nosotros-hablamos” (usando la primera persona del plural en lugar de la primera o segunda persona del singular “yo y tú”), lo que conduce a un mayor éxito en el tratamiento del alcoholismo (6).
Como vimos en el caso de la familia, todo el sistema se ve afectado por la adicción. Por este motivo, la reticencia de los familiares a acudir a terapia de adicciones diciendo “no es su problema”. dificulta enormemente la curación. En la terapia relacional, un objetivo importante es desestigmatizar a los miembros de la familia del adicto y permitir que todo el sistema vea cómo esos miembros también contribuyeron a la adicción y la mantuvieron. Establecer límites saludables entre ellos y restaurar la responsabilidad tanto de la persona que lucha contra la adicción como de sus familiares son los principales objetivos de la terapia (3).
Fuentes:
- Pettersen, H., Landheim, A., Skeie, I., Biong, S., Brodahl, M., Oute, J., & Davidson, L. (2019). How Social Relationships Influence Substance Use Disorder Recovery: A Collaborative Narrative Study. Substance abuse: research and treatment, 13, 1178221819833379. https://doi.org/10.1177/1178221819833379
- Panksepp, J. (2014). Affective neuroscience: The foundations of human and animal emotions. Nota.
- Bufford, L.G., Lappan, S.N. Addiction and relational therapy: an efficacious approach. Curr Psychol (2023). https://doi.org/10.1007/s12144-023-04843-3
- McGinnis, H. A., & Wright, A. W. (2023). Adoption and child health and psychosocial well-being. In B. Halpern-Felsher (Ed.), Encyclopedia of Child and Adolescent Health (First Edition) (pp. 582–598). Academic Press. https://doi.org/10.1016/B978-0-12-818872-9.00115-1
- Armeli, S., Hamilton, H. R., Hammen, C., & Tennen, H. (2022). Romantic relationship status, stress, and maturing out of problematic drinking. Psychology of Addictive Behaviors, 36(1), 44–53. https://doi.org/10.1037/adb0000698
- Derrick, J. L., Wittkower, L. D., & Pierce, J. D. (2019). Committed relationships and substance use: Recent findings and future directions. Current opinion in psychology, 30, 74-79. https://doi.org/10.1016/j.copsyc.2019.03.002