Miércoles 14/12/2022
FOTO: Katarina Wolnik Vera
Texto: Alejandra Misiolek
La navidad, para la mayoría de la gente, implica estar con la familia y comer. Justo estas dos cosas pueden ser un disparador muy significativo de los síntomas de un trastorno alimenticio. ¿Por qué?
Estar con la familia para mucha gente implica ver a las personas que no hemos visto en mucho tiempo. Lo primero que ve la gente antes de hablar con nosotros es nuestro cuerpo y para una persona con un TCA le genera muchas emociones pensar en que los demás puedan opinar sobre sus cuerpos. Además, nuestros familiares a veces no se cortan en hacer comentarios sobre nuestros cuerpos y esto puedo afectar mucho a una persona muy consciente de su aspecto. Hay familias que prestan especial atención a lo físico, tanto al suyo, como al de los demás. Esto puede generar muchas emociones intensas y difíciles de gestionar. Además, las personas con TCA tienden a “gestionar” sus emociones a través de la comida, lo cual es un inicio de un círculo vicioso.
Por otro lado, estar con la familia implica revivir ciertas situaciones que nos recuerdan patrones de la infancia. Puede ser especialmente disparador de muchas emociones fuertes revivir justo las situaciones que nos recuerdan las cosas que nos han hecho daño o que han contribuido a nuestro TCA, como por ejemplo que se traspasen nuestros límites, que no se nos tenga en cuenta, que no se nos escuche, que haya expectativas sobre cómo debemos de ser o que no se nos respete.
Aparte de la familia en sí, está la comida. Las navidades implican una constante exposición a la comida que más que nutritiva suele ser sabrosa y que justo consiste en todos estos alimentos que una persona con TCA suele temer y/o engullir. Esto puede ser un detonante de un atracón o de mucho malestar por tener que restringir y que no se note o purgar y que nadie se da cuenta. Si a todo esto añadimos que hay familias que están implicadas en el TCA de la hija, todos los ojos estarán dirigidos hacia su alimentación. Estar tan expuesta también genera muchas emociones intensas y puede desencadenar acudir a la comida para calmarlas.
Con todo esto las personas que tienen TCA, ya varias semanas antes de la navidad pueden estar emocionalmente removidas, ansiosas, intentar restringir para prepararse y justo caer en los atracones lo que les genera aún más ansiedad de engordar y ser juzgados. En fin, la navidad es un periodo difícil para alguien con un TCA.
Voy a daros unos consejos sobre las cosas que mejor evitar hacer (¡siempre!) y sobre todo con alguien con un TCA.
Qué no hacer a las personas con TCA (en navidades ni nunca):
- No comentemos el cuerpo de otras personas y sobre todo no hagamos referencias a si han subido o bajado de peso.
- No hagamos cumplidos sobre el cuerpo como si fuese un hecho porque esto es nuestra opinión. Y también puede que esta opinión no le interese a la otra persona.
- No insistamos en que la gente coma, ni hagamos comentarios que deberían dejar de comer.
- No observemos fijamente como comen las otras personas.
- No hagamos comentarios sobre lo mucho que hemos comido y sobre la necesidad de ponerse a dieta.
- No hagamos juicios sobre la comida y no categoricemos las comidas en buenas o malas. No hagamos comentarios que ciertos tipos de comidas son comida basura. Estos términos son relativos y para una persona con TCA puede ser un logro permitirse comer algo por placer, aunque no sea “sano”.
- No caigamos en ver lo delgado como lo positivo y lo gordo como negativo.
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