Miércoles 6/1/2021
IMAGEN: Sharon McCutch
Texto: Alejandra Misiolek Marín
La anorexia nerviosa es un trastorno de conducta alimentaria (TCA), pero ¿qué es lo que hay detrás de esta conducta?
La anorexia nervosa se caracteriza por un temor amenazante a engordar y muchas veces con una delgadez extrema. Pero detrás de este síntoma hay una perturbación importante del autoconcepto. La anorexia es sobre todo un trastorno del self, de identidad y de la regulación emocional.
La persona* que sufre anorexia ha sido la típica “niña buena” que se ha pasado la vida intentando complacer a sus progenitores. No ha tenido condiciones para poder desarrollar su identidad porque nunca se sintió como una persona separada de sus padres sino como si perteneciera a ellos o como si fuera su extensión. Esta carencia de autonomía psicológica es lo que lleva a buscar los límites.
La anorexia suele aparecer en la etapa de la adolescencia que es la etapa de las vergüenzas. La vergüenza está relacionada con la necesidad de atreverse a ser uno mismo y sufrir un posible rechazo. ¿Pero qué hago si no sé ni quien soy?
Aquí aparece el cuerpo. El cuerpo es en nuestra cultura muchas veces usado como un objeto para definirse o para buscar validación externa. La persona que sufre anorexia no ha sentido validación incondicional (sólo se sentía querida o valorada por ser “buena” o por cumplir con lo que se esperaba de ella en la familia) y por tanto, tiene una gran necesidad de recibirla. En consecuencia, descubre que la puede recibir a través de la delgadez (muy valorada en nuestra cultura) y a través de demostrar la fuerza de voluntad, disciplina y perfección (otros valores muy premiados hoy en día).
Además de un objeto de valoración externa, el cuerpo nos sirve para poner límites físicos, cuando es inconcebible poner límites psicológicos. Decidir sobre qué como, sí como y cuánto como, es una de las pocas cosas sobre las que puedo decidir. Es una manera de poner limites y empezar a crear un sentimiento de identidad basada en el cuerpo. Es una salvación y una manera de resolver un conflicto más importante, aunque los profesionales de la salud lo veamos como un problema.
Por último, ¿cómo regulo mis emociones, que suelen ser muy intensas en la etapa de la adolescencia, si no me conozco a mi misma? La regulación emocional esta muy relacionada con la capacidad de estar conectado con uno mismo, con la autoconsciencia, con la mentalización, auto reflexión y autoestima. Exactamente lo que más falla en los trastornos alimenticios. Pues de nuevo, utilizo mi cuerpo para regular lo que siento. Las anoréxicas regulan sus emociones sintiéndolas en el cuerpo y tomando las decisiones corporales. Hambre y delgadez, para ellas, son sentimientos, la necesidad de validación se traduce en cómo se ven a si mismas (mira la equivalencia psíquica como una falla de mentalización). Todo eso nos lleva a una mayor desconexión con uno mismo y alexitimia (incapacidad de sentir y tomar consciencia de las emociones). Se forma un círculo vicioso, en el cual cada vez sé menos procesar los estados emocionales con la mente y cada vez más necesito a mi cuerpo para que me ayude. La dependencia del cuerpo causa que las anoréxicas no puedan abandonar el síntoma que el personal sanitario tanto quiere quitarles.
Sabemos que el síntoma (no comer y la delgadez extrema) les hace daño, pero no se lo podemos hacer abandonar si no le ayudamos primero a construir la identidad, a aprender a poner limites de otra manera, a validarlas y ayudarlas a sentirse más seguras de sí mismas y sin proporcionarles herramientas para regular sus estados emocionales. Al final de todo este proceso la paciente con anorexia debería llegar en solitario a la conclusión: voy a comer más porque no quiero hacerme este daño a mí misma. No me lo merezco.
Fuentes:
*En este post utilizaré la forma femenina refiriéndome tanto a las mujeres como a los hombres.