Miércoles 26/10/2022
FOTO: Katarina Wolnik Vera
Texto: Alejandra Misiolek
En este post vamos a definir qué es la anorexia atípica y hablar de los riesgos de infradiagnosticar este trastorno.
Antes de definir la anorexia atípica, echemos un vistazo a los criterios diagnósticos de la anorexia nerviosa típica según el DSM 5.
Una persona puede ser diagnosticada de anorexia nerviosa si cumple los siguientes criterios:
- Restricción de la ingesta energética en relación con las necesidades, lo que lleva a un peso corporal significativamente bajo en el contexto de la edad, el sexo, la trayectoria de desarrollo y la salud física.
- Miedo intenso a ganar peso o a engordar, aunque esté por debajo de su peso.
- Alteración de la forma en que se experimenta el peso o la silueta corporal, influencia indebida del peso o la forma corporal en la autoevaluación, o negación de la gravedad del bajo peso corporal actual.
Aunque no se cumplan todos los criterios del DSM-5 para la anorexia, puede existir un trastorno alimentario grave. Además, la anorexia atípica incluye a aquellos individuos que cumplen los criterios de la anorexia pero que no tienen un peso inferior al normal a pesar de una pérdida de peso significativa. Curiosamente, los estudios de investigación no han encontrado una diferencia en los impactos médicos y psicológicos de la anorexia y la anorexia atípica.
La anorexia nerviosa atípica resulta ser más frecuente de lo que la mayoría de la gente espera. Sin embargo, a menudo está infradiagnosticada. La razón por la que no se diagnostica con frecuencia es, por un lado, porque los profesionales de la salud mental todavía tienden a asociar los trastornos alimentarios con el bajo peso corporal y, por otro, porque las personas cuyo peso corporal es algo por encima de lo que se considera “normal” tienden a asumir que su problema es el exceso de peso corporal y no una conducta alimentaria alterada.
Como la anorexia se sigue asociando directamente con la delgadez, eso deja fuera a las personas no delgadas sin un diagnóstico y un tratamiento correctos, necesitamos un cambio de paradigma y un cambio en este campo.
Muchos profesionales de la salud mental, y especialmente los médicos, siguen resistiéndose a dejar de lado la métrica del peso, ya que ello exigiría alterar el principio organizador con el que se concibe la anorexia.
¿Por qué lo consideramos importante?
La razón principal es que la gente sigue subestimando lo perjudicial que es para la salud de una persona no sólo tener un peso inferior al normal, sino también perder mucho peso en poco tiempo o pasar hambre durante un período largo de tiempo.
Cuando una persona pasa por un periodo largo de inanición, sufre una serie de cambios biológicos, metabólicos y hormonales para asegurar su propia supervivencia. Nuestro metabolismo se ralentiza para conservar la energía y el cuerpo empieza a dar prioridad a ciertos tejidos, que son vitales para nuestra supervivencia, sobre otros. Para producir glucosa, que es esencial para nuestro cerebro, consumimos grasa y músculo. Nuestra digestión se reduce a fuego lento, terminando en problemas gastrointestinales, nuestra temperatura corporal baja y el flujo sanguíneo disminuye. Muchas personas que no comen de forma regular tienen una sensación constante de frío o incluso escalofríos. Si la desnutrición se agrava, el cabello puede volverse frágil y caerse, y la masa muscular disminuir.
Los periodos prolongados de inanición pueden ser responsables de las graves consecuencias somáticas de la anorexia para la salud, como la hipotensión ortostática y la baja frecuencia cardíaca, los desequilibrios electrolíticos que pueden provocar arritmias o incluso conducir a un paro cardíaco. Además, un cuerpo desnutrido puede interrumpir la producción de hormonas sexuales que se producen a partir del colesterol y que pueden provocar amenorrea (ausencia de periodo) y baja libido.
Todavía hay poca investigación sobre la anorexia atípica, sin embargo, muestra que las complicaciones médicas parecen ser las mismas que para la anorexia típica y se producen en tasas similares en todos los tamaños corporales. Investigaciones recientes han descubierto que el tamaño corporal es un indicador menos relevante de la gravedad de ambos trastornos alimentarios que otros factores, como el porcentaje de masa corporal perdida, la velocidad de esa pérdida y la duración del estado de desnutrición.
¿Qué hay de las similitudes y diferencias psicológicas?
La razón por la que algunas personas se matan de hambre para estar delgadas y otras no, es multifactorial. Algunas de las razones son genéticas, otras psicológicas o ambientales. En la anorexia típica observamos el deseo compulsivo de perder más peso, como si se activara un interruptor mental. Perder peso puede llegar a ser emocionante o incluso adictivo para algunos. Curiosamente, a corto plazo, resistir las punzadas del hambre puede hacer que las personas se sientan poderosas e incluso eufóricas. Sin embargo, los efectos de la inanición en el cerebro a largo plazo incluyen obnubilación mental, dificultad para concentrarse y problemas de memoria. Además, las personas se vuelven irritables e inflexibles en su forma de pensar. Las personas con anorexia se caracterizan por una rigidez que puede ser tanto la causa como la consecuencia de la enfermedad o incluso un círculo vicioso del pez que se muerde la cola. Se ha observado que incluso la materia gris del cerebro se reduce, y parece que las vías neuronales relacionadas con las recompensas pueden invertirse.
Los alimentos que normalmente resultan en un golpe de dopamina ahora inspiran miedo y el hambre puede producir más dopamina. El miedo a aumentar de peso se vuelve más fuerte que el impulso biológico de comer, cayendo en espiral hacia una mayor pérdida de peso y pensamientos distorsionados.
¿Qué sucede en la anorexia atípica? Todavía no hay suficiente investigación, sin embargo, podríamos suponer que este “giro” no ocurre. Ya sea por menor rigidez, mayor capacidad mentalizadora, distinta predisposición genética o menor propensión a la dopamina. Sin embargo, aunque no existe un riesgo adicional para la salud por el bajo peso corporal, definitivamente existe el riesgo de los efectos perjudiciales de la inanición e incluso un cambio más probable para desarrollar más patrones bulímicos.
El punto es que debemos dejar de juzgar a las personas por su peso y más bien indagar más sobre sus patrones de pensamientos, emociones y comportamientos para poder evaluar mejor si necesitan tratamiento psicológico o médico para su condición. Recomendar la pérdida de peso a una persona con sobrepeso y anorexia atípica puede ser un error muy dañino que solo puede generar más estigma, vergüenza y ambivalencia a la hora de pedir ayuda. Sin embargo, es un error médico muy frecuente. Por lo tanto, las personas con anorexia atípica no reciben el tratamiento que merecen y necesitan. Y eso definitivamente debería cambiar.
Fuentes: