Miércoles 20/1/2021
IMAGEN: Sergio Marín Gómez
Texto: Alejandra Misiolek Marín
La bulimia es un trastorno alimenticio (TCA) que se caracteriza por la falta de un equilibrio y dificultades en la gestión emocional.
La bulimia es un trastorno de conducta alimentaria (TCA), pero sobre todo es una dificultad de gestionar las emociones por parte de la persona* que la padece. El patrón de la bulimia es una conducta de atracones y purgas, para compensar el exceso de comida. Igual que la anorexia y otros trastornos alimenticios, la bulimia desde el punto de vista psicológico, la entendemos como un intento de usar el cuerpo para gestionar las emociones. En el caso de la bulimia, es sobre todo el miedo excesivo a perder el control y cierta tendencia impulsiva. La bulimia muchas veces es un desarrollo natural de la anorexia. Varios autores confirman que hasta 40-50% de las anoréxicas también tienen bulimia.
¿Cómo podemos entender los patrones de la bulimia?
Vamos a empezar por la etiología. Las personas bulímicas muy frecuentemente han sufrido traumas en la infancia como abusos, negligencias parentales o abandonos emocionales. Investigación empírica confirma dificultades de separación en las pacientes bulímicas y concluye que el atracón es una defensa (o reacción) contra el temor al abandono.
¿Cómo podemos entender que el abandono o la negligencia son una causa de la bulimia? Vamos por fases:
- Un abandono emocional o negligencia parental en la infancia es interpretada por el niño como una confirmación de su falta de valor: si no me hacen caso es que no me quieren porque hay algún problema conmigo. Esto me crea una convicción de que no soy válida.
- Esta convicción contribuye a mi imagen de mi misma que estoy creando y causa que mi autoestima es baja.
- Además, estas situaciones traumáticas de la infancia generan emociones muy fuertes que no están siendo vistas por nadie, ni registradas ni recogidas ni comprendidas y me generan unos estados emocionales insoportables que no se gestionar.
- Cuando llego a la adolescencia, pasan muchas cosas que generan emociones fuertes. La adolescencia es una etapa complicada porque estamos expuestos a la validación de los demás. Por mi falta de seguridad en mi misma, dependo mucho de esta validación externa para construir mi identidad. Es muy fácil hacerme daño porque interpreto muchas cosas como abandono o negligencia porque miro el mundo a través del filtro de mis experiencias pasadas (me han abandonado anteriormente y este rechazo me ha hecho daño así que me tengo que proteger de él y tengo una sensibilidad aumentada para detectar los posibles rechazos).
- Busco maneras de sentirme validada y una de ellas es a través de mi cuerpo. La excesiva preocupación por el físico en nuestra sociedad no ayuda a muchas mujeres jóvenes a tener una relación sana con su cuerpo. Además, haber sido tratadas como objeto, o sea, sin estar tenidas en cuenta como personas, aprendemos a no respetar nuestro cuerpo y usarlo como herramienta para gustar.
- Intento restringir la comida para ser delgada. Pero a la vez me siento privada de algo y el sentimiento de privación es un detonante para muchas emociones fuertes que no sé gestionar. Por un lado tengo mucha hambre física porque no estoy comiendo suficiente, y por otro tengo mucha hambre emocional de amor y validación. A estos sentimientos de privación respondo impulsivamente con comer en exceso. Además, me machaco a mi misma por no haber sido fuerte y por no haber aguantado “a dieta” y este automachaque me reafirma que no tengo valor. Es un golpe ara mi autoestima.
- Desarrollo mucho odio hacia mi misma y hacia lo que he comido y me siento desesperada por devolverlo para volver a sentirme bien. Se me ocurre deshacerme de la comida como si no hubiera pasado nada y emocionalmente parece que estoy bien otra vez.
- Este mecanismo tiene algo adictivo – parece que he salido ganando. Pero realmente me estoy engañando a mi misma. Por fuera parece que esta todo perfecto pero por dentro me siento cada vez más invalida y siento que no tengo ningún control.
- Cada vez que como, tengo miedo que volveré a perder el control y siento que mi estómago es un saco sin fondo. Me da miedo que engordaré así que ya no puedo parar de repetir las conductas purgativas. Y efectivamente, he perdido el control. Se reafirma mi miedo. Aun más dependo de la posibilidad de vomitar. Algo que ha empezado como una solución a un problema se ha vuelto mi problema. Cada vez me siento más perdida, más avergonzada y menos válida. Y para controlar estas emociones de invalidez, dependo aun más de mi cuerpo para que me de valor y mi miedo a engordar es cada vez más grande.
Este patrón no es el único, la bulimia es un trastorno muy complejo y también tiene sus diferentes fases. No obstante, nos explica ciertos círculos viciosos que mantienen estas conductas que son tan autodestructivas.
Para ayudar a una persona con bulimia tenemos que ayudarle a entenderse a si misma y no empezar por decirle que tiene que cambiar la conducta. ¿Por qué no? Porque si le decimos que lo tiene que hacer porque es autodestructivo, le refirmamos que el problema es ella y no le ayudamos a recuperar la autoestima. Además, hay que proporcionarle las herramientas para gestionar sus emociones de manera diferente. Un punto muy importante en la bulimia es la falta de equilibrio entre los extremos y las conductas impulsivas. La persona bulímica no es capaz de ver los grises aparte del blanco y negro – se ve a si misma como mala o buena, lo come todo o nada, come en exceso o lo devuelve. Encontrar el equilibrio y poder volver a confiar en si misma y en su cuerpo para poder regular su hambre “insaciable” de otra manera es una tarea terapéutica muy importante.
La terapia para la bulimia que ofrecemos en la clínica ART se centra en ayudar a las personas que la sufren aprender a gestionar de otra manera sus emociones, a tratarse a sí mismas de otra manera, teniéndose en cuenta, en ayudarlas a mejorar su autoestima y aprender a relacionarse de otra manera, más gratificante, con los demás.
En la Clínica ART trabajamos con la Terapia Basada en Mentalización para tratar la bulimia. Los estudios científicos demuestran su efectividad en los trastornos alimenticios.
Fuentes:
*En este post utilizaré la forma femenina refiriéndome tanto a las mujeres como a los hombres.