Miércoles 28/9/2022
FOTO: Katarina Wolnik Vera
Texto: Alejandra Misiolek
La bulimia es un trastorno alimentario definido (por el diccionario de Oxford) como un trastorno emocional caracterizado por una imagen corporal distorsionada y un deseo obsesivo de perder peso, en el que los episodios de comer en exceso son seguidos por ayuno o vómitos o purgas autoinducidas.
Por otro lado, el manual de trastornos psiquiátricos – DSM-5 incluye los siguientes criterios diagnósticos para la bulimia nerviosa:
- Episodios recurrentes de atracones, en los que un episodio de atracones se caracteriza por lo siguiente:
- Comer en un período corto de tiempo, una cantidad de comida que es definitivamente mayor que la que la mayoría de la gente comería durante un período similar de tiempo y en circunstancias parecidas.
- Falta de control cuando se come en exceso durante el episodio.
- Conducta compensatoria inapropiada recurrente para evitar el aumento de peso, como vómitos autoinducidos, uso indebido de laxantes, diuréticos u otros medicamentos; ayuno o ejercicio excesivo.
- Los atracones y las conductas compensatorias inapropiadas ocurren, en promedio, al menos una vez a la semana durante tres meses.
- La autoevaluación está indebidamente influenciada por peso y la forma del cuerpo.
- Los atracones o las purgas no ocurren exclusivamente durante los episodios que serían comunes en las personas con anorexia nerviosa.
La definición psiquiátrica se basa más en los comportamientos y patrones de alimentación que en las emociones. Sin embargo, en todos los Trastornos de la Conducta Alimentaria, la conducta es solo la punta del iceberg y lo que hay debajo es regulación emocional, autoestima, dificultades para relacionarse con los demás, dificultades de mentalización y confusión de identidad.
La parte de la bulimia donde el comportamiento y las emociones parecen converger es el control: la sensación constante de perder el control y la necesidad obsesiva de recuperar el control. Una persona con bulimia tiende a saltar de un extremo al otro y tiene grandes dificultades para permanecer en el espacio intermedio. ¿Cómo comienza?
Como ya hemos comentado en un post anterior, la bulimia es muy frecuentemente consecuencia de una restricción o incluso anorexia previa: el miedo a engordar nos lleva a hacer dietas excesivas y la restricción es una privación que nos lleva a comer en exceso. Los atracones de comida provocan ansiedad relacionada con el aumento de peso, por lo que la purga parece una solución y el ciclo se repite. Este ciclo puede convertirse fácilmente en adictivo.
¿Por qué?
Lo que es adictivo en este mecanismo es el hecho de que pareces estar ganando. Pero en realidad te estás engañando a ti misma. Por fuera parece que todo es perfecto pero por dentro te sientes cada vez más inútil y sientes que no tienes ningún control.
Perder el control causa tanta ansiedad que encontrar una “solución mágica” parece ser un alivio. Vomitar y purgarse es una fantasía de poder deshacer lo sucedido.
¿Pero, lo es realmente?
No puedes negar el hecho de que es dañino para tu cuerpo, agotador emocionalmente y a la larga, te impide aprender a regular tus emociones de una manera más saludable.
El hecho de que la bulimia sea adictiva y se base en círculos viciosos significa que da una ilusión de afrontamiento, rara vez los demás la ven por fuera y es extremadamente difícil cambiarla por uno mismo.