Miércoles 15/3/2023
FOTO: Christina Victoria Craft
Texto: Alejandra Misiolek
Los probióticos se han popularizado y están ganando cada vez más interés como alternativas incluso a los antibióticos o los antiinflamatorios, sin embargo, a menudo sin entender bien qué son y cuál es su función real.
Según la definición propuesta por la FAO/OMS, los probióticos deben estar vivos y ser abundantes una vez ingeridos. Sin embargo, en los últimos años se han añadido nuevas definiciones a la terminología probiótica, como “paraprobióticos” (células muertas/inactivas de los probióticos) y “postbióticos” (metabolitos saludables de los probióticos. [1]
Los probióticos propiamente dichos son microorganismos vivos que aportan beneficios para la salud del huésped (la persona que los toma) cuando se ingieren en cantidades adecuadas. Las cepas más utilizadas como probióticos son las bacterias lácticas y las bifidobacterias. Los probióticos han demostrado un importante potencial como opciones terapéuticas para diversas enfermedades, pero los mecanismos responsables de estos efectos aún no se han dilucidado por completo.
Algunos mecanismos importantes son los siguientes
- modificación de la microbiota intestinal (las bacterias que viven en nuestros intestinos)
- adhesión competitiva a la mucosa y al epitelio (protegiendo así la permeabilidad de los intestinos)
- refuerzo de la barrera epitelial intestinal y modulación del sistema inmunitario. [2]
Y cuál sería su papel en los trastornos alimentarios?
En primer lugar, se ha observado que las conductas alimentarias desordenadas no son sólo una afección psicológica, sino que también están guiadas por procesos biológicos asociados a sucesos automáticos (inconscientes) y que la estructura y el funcionamiento cerebrales difieren entre las personas con trastornos alimentarios activos y las no afectadas. [3]
Si pensamos en el origen de los TCA, algunos autores describen las bases genéticas, los factores biológicos, sociales, culturales y psicológicos, así como los microbios intestinales que desempeñan un papel importante en las manifestaciones clínicas de los TCA. [4]
Dado que el estrés, la hiperactividad y el apetito están modulados por el eje HPA (hipotálamo-hipófisis-suprarrenal), también llamado eje intestino-cerebro, y que ambos están desequilibrados en la ansiedad y la Anorexia nerviosa, se ha planteado la hipótesis de que en ambos trastornos la microbiota puede tener un papel importante. Curiosamente, uno de los factores que pueden influir en la fisiopatología de la ansiedad y los TCA es la composición de la microbiota intestinal debido a la fuerte asociación entre la firma microbiana y la función cerebral. [5]
Además, cada vez hay más pruebas de que la inanición inducida por la AN (Anorexia Nerviosa) se asocia a profundas alteraciones del microbioma intestinal, que es de vital interés dadas sus importantes interacciones con el metabolismo del huésped en términos de regulación del peso, procesos hormonales, inmunológicos e inflamatorios, junto con una influencia directa en el cerebro y el comportamiento [5]. [5]
Dado que el eje intestino-cerebro implica una interacción bidireccional entre la microbiota intestinal y el sistema nervioso central (SNC), los efectos de dicha disbiosis sobre la función cerebral pueden ser perjudiciales.
La importancia de la microbiota es triple:
- Sintetiza los neurotransmisores como la serotonina, la dopamina, el ácido gamma aminobutírico (GABA), la acetilcolina y el glutamato (responsables de nuestra regulación emocional y estado de ánimo) y responde a las hormonas, lo que significa que la microbiota está relacionada con cómo nos sentimos.
- Tiene su papel regulador en las vías del apetito y la saciedad, por lo que ayuda a regular nuestro apetito y, por tanto, el peso.
- Se encarga de regular los procesos antiinflamatorios (disminuyendo la inflamación, que tiene efectos nocivos en nuestro organismo).
- Influye en la respuesta inmunológica (mejora las defensas).
- Además, estudios recientes demuestran que la microbiota intestinal modula la reactividad del eje HPA, que influye en la vía endocrina. Por lo tanto, su desequilibrio puede producir niveles anormales de glucocorticoides y promover cambios conductuales y emocionales. [5, 6]
Aunque no podemos decir si una disbiosis intestinal es causa o consecuencia de algunos trastornos mentales (incluidos los trastornos alimentarios), podemos concluir que la microbiota desempeña un papel importante.
Algunos estudios previos han demostrado que los probióticos alivian las enfermedades psiquiátricas, como la depresión. Sin embargo, queda por explorar si los probióticos afectan a los trastornos alimentarios o si son eficaces como tratamiento adyuvante para la AN. [7]
Fuentes:
- Bermudez-Brito, M., Plaza-Díaz, J., Muñoz-Quezada, S., Gómez-Llorente, C., & Gil, A. (2012). Probiotic mechanisms of action. Annals of Nutrition and Metabolism, 61(2), 160-174.
- Schaumberg, K., Welch, E., Breithaupt, L., Hübel, C., Baker, J. H., Munn‐Chernoff, M. A., … & Bulik, C. M. (2017). The science behind the academy for eating disorders’ nine truths about eating disorders. European Eating Disorders Review, 25(6), 432-450.
- Terry, S.M., Barnett, J.A. & Gibson, D.L. A critical analysis of eating disorders and the gut microbiome. J Eat Disord 10, 154 (2022).
- Navarro-Tapia, E., Almeida-Toledano, L., Sebastiani, G., Serra-Delgado, M., García-Algar, Ó., & Andreu-Fernández, V. (2021). Effects of microbiota imbalance in anxiety and eating disorders: probiotics as novel therapeutic approaches. International journal of molecular sciences, 22(5), 2351.
- Ghenciulescu, A., Park, R. J., & Burnet, P. W. (2021). The Gut microbiome in Anorexia nervosa: friend or foe?. Frontiers in Psychiatry, 11, 611677.
- Zhu, R., Tian, P., Zhang, H., Wang, G., & Chen, W. (2022). Gut microbiome-brain interactions in anorexia nervosa: Potential mechanisms and regulatory strategies. Neuropharmacology, 109315.