Miércoles 10/5/2023
FOTO: Katarina Wolnik Vera
Texto: Andrea Jover
El fenómeno Realfooding está a la orden del día. Cada día se suben al carro más y más seguidores dándole un gran éxito a este movimiento. Para que un tema sea trending topic de todas las conversaciones hacen falta dos puntos clave: Uno, sus fans (que apoyan y defienden todo aquello que se predica) y dos, sus haters (que pretenderán desmentir a toda costa las bases de su fundamento.) Así pues, ocurren grandes congruencias y opiniones dispares en cuanto a seguir una vida Realfooding. El hecho de tener un éxito escandaloso, que lo sigan miles de personas puede no ser siempre indicador de ser algo bueno para todos. De esta manera, desde Clínica ART, no hemos querido ser menos y hemos querido analizar qué ocurre y a dónde nos lleva el discurso Realfooding.
El Realfooding se originó con la idea de lucha contra el lado oscuro de la industria alimentaria y los ultra-procesados. Su consigna trata de defender el derecho a una alimentación saludable y acabar con el sistema alimentario dominado por los ultraprocesados.
Al fin y al cabo, pretende justamente romper con esa idea de “dieta” a la que estamos acostumbrados. Esas dietas que suelen acabar con su abandono y no ofrecen nada más beneficioso que periodos importantes de restricción, frustración, llegando incluso a ser perjudiciales para la salud. El simple hecho de ser insostenibles en el tiempo ya nos hace cuestionarlas y por ello, el movimiento Realfooding se vende más como un estilo de vida y no una dieta. Es verdad que la industria alimentaria lleva años engañándonos con productos marcados como saludables o estrategias con productos adelgazantes que muy en el fondo son productos nutricionalmente pobres. Pero la forma en que, Carlos Ríos, el creador del Realfooding, decida transmitir esa información es lo que más debe preocuparnos.
Las bases del Realfooding se apoyan en el sistema NOVA1, un sistema de clasificación de alimentos en:
– Alimentos sin procesar o mínimamente procesados (a lo que ellos llaman REAL FOOD)
– Alimentos procesados (Buenos procesados)
– Alimentos ultraprocesados.
La filosofía Realfooding lo que hace es recoger estos grupos y establece 3 reglas entorno a ellos:
- Basa tu alimentación en real food
- Complementa tu alimentación con buenos procesados
- Evita y limita a consumo ocasional los ultraprocesados.
El punto de mira aquí no es tanto la forma de clasificación sino la forma de comunicar el Realfooding. Encontramos un mensaje muy polarizado en que los buenos procesados son la panacea y los ultraprocesados son basura o horrible. Entramos otra vez en la tendencia de clasificar dicotómicamente a los alimentos, volvemos a lo bueno y lo malo, algo que desde consulta (y más cuando se tratan trastornos de la conducta alimentaria) trabajamos diariamente.
No solo puede afectar negativamente a áreas psicológicas de las personas sino también a todo aquel que tenga un interés en adelgazar pues puede dificultar el logro de objetivos.
Al fin y al cabo, clasificar en verde/rojo, bueno/malo crea esta relación de “esto no lo puedo tomar” o, por lo contrario, que se abra la veda a poder comer algo siempre, como sus “croissants real food” ya comercializados con etiqueta de “buen procesado”.
Por otro lado, es interesante comentar la evolución de este movimiento. En un principio cuando salió a la luz a todos los nutricionistas les pareció marcarlo como ideal y ejemplar. Al final, el mensaje en esencia que transmitía es algo que a todos los que se dedican les ha inquietado en más o menor medida. Se vende un estilo de vida basado en alimentos mínimamente procesados y con óptima calidad a nivel nutricional: nada que objetar. El problema aparece cuando, uno, se empieza a polarizar el mensaje y dos, empieza a desarrollarse detrás toda una parte de negocio que en según qué casos daña el propio movimiento. No es lo mismo dar unas recomendaciones y tener patrocinio con marcas que siguen la línea ética que el punto en que se empieza a jugar con generar tus propios productos para hacer negocio.
Por todo ello, aunque su objetivo inicial fuera el de concienciar a la población sobre el consumo de ultraprocesados este movimiento acaba dando una visión de alto riesgo (no solo para aquellos más vulnerables) originando obsesiones y promoviendo el desarrollo de conductas alimentarias restrictivas.
Entrando más en detalle, la peligrosidad no solo reside en ser un estimulante para el desarrollo de TCAs sino que lo que hace es inculcar ideas otorgando a los alimentos un valor moral dándole fuerza al hecho de que no lograr cada día cumplir con esas directrices nos hará dejar de ser un buen realfooder. Por consiguiente, le damos un valor moral a algo que hacemos diariamente (el comer) cuando su gran papel es el de cubrir unas necesidades del organismo. Por ello, puede ser arriesgado cuando es usado como una herramienta de autoevaluación y vigilancia constante perdiendo el importante papel de nutrirnos.
Tiene sentido y es importante cuestionar los temas que presume el Realfooding. Desde el punto de vista profesional resumimos que la alimentación es algo que nos acompañará el resto de nuestra vida así que no tiene sentido concebirla como algo pasajero, algo que hace sufrir y tiene fecha de caducidad. Tampoco tiene sentido creer en una única dieta saludable para todo el mundo. La cuestión final es mantener un patrón alimentario saludable, fuera de pensamientos obsesivos, basado en una alimentación variada que cubra las necesidades nutricionales y, a ser posible, respetando la gastronomía propia y el comercio local.
Así pues, lograr una alimentación saludable para toda la vida que cuide de nosotros.
Fuentes: