Miércoles 25/10/2023
FOTO: Monika Kozub
Texto: Anna Nagygyörgy, Viktória Farkas y Alejandra Misiolek
En el pasado, el entorno familiar se consideraba el principal motivo para sufrir un trastorno alimentario. Como consecuencia de ello, los pacientes (niños y adolescentes) recibieron el tratamiento en hospitales en lugar de en casa para beneficiarse de un ambiente diferente.
Trastornos alimenticios en adolescente: el ambiente familiar insano
Gracias a las teorías alternativas de la década de 1960, esto ha cambiado y vemos un panorama más sofisticado sobre el papel de la familia en el desarrollo de los trastornos alimentarios. El trabajo revolucionario de Minuchin y colegas (1) explica el modelo familiar psicosomático que sirvió de base para tratamientos destinados a cambiar los patrones de funcionamiento familiar.
Veamos cómo son las interacciones típicas en la familia de un niño con trastorno alimentario, según el modelo:
- Enredo: significa una relación intensa y sin límites.
- Rigidez: es lo opuesto a adaptabilidad, aunque sea necesaria no hay cambio en las interacciones.
- Sobreprotección: se refiere a estar muy preocupado por el bienestar del familiar.
- Falta de resolución de conflictos: no hay posibilidad de negociar.
Además de esta típica organización familiar, la implicación del niño en el conflicto de los padres y la vulnerabilidad fisiológica del niño en conjunto son las tres características principales de las familias psicosomáticas. En muchos casos, el divorcio de los padres conduce a la implicación de los padres en el conflicto, por lo que aumenta el riesgo de desarrollar un trastorno alimentario. No importa si el niño evita o forma una coalición con uno de sus padres, los síntomas se intensifican.
Hoy en día hay cada vez más historias de vida real compartidas con el público con la intención de ayudar a otros en la recuperación y la prevención.
En el testimonio de Olga Alejandre contado en el libro La belleza de ser tú: La historia real de cómo sobreviví al TCA, (2) cuenta cómo vivió el divorcio de sus padres. Al participar en las audiencias judiciales, sintió que tenía que elegir y defender a un padre, lo cual es un claro ejemplo para la formación de la coalición. En este libro podemos seguir la historia de su trastorno por atracón.
¿Cómo es la familia en el caso de la anorexia?
Hay muchas maneras posibles en que una familia puede influir en la relación de un niño con la comida. Basado en el modelo descrito anteriormente y en experiencias clínicas, una familia prototípica de un niño con anorexia podría describirse de la siguiente manera: hay una falta de límites entre ambos padres/uno de los padres y el niño; esto podría significar que no se da suficiente espacio personal para el niño o adolescente, por ejemplo, al no garantizar tiempo a solas en su propia habitación. La relación también es intensiva en el sentido de que el niño no tiene pasatiempos propios ni partes de su vida que sean sólo suyas.
En una familia tan prototípica, también es importante mencionar la llamada fase de separación-individualización, que no transcurre del modo habitual. Durante esta fase, el niño necesitaría autonomía y descubrir quién es aparte de la familia. Al mismo tiempo, todavía necesita que sus padres lo cuiden, lo que causa dificultades. Cuando llega esa necesidad de separación y no hay límites ni espacio para la autonomía, una de las formas en que un adolescente encuentra el control sobre su vida es la comida. Aquí es donde llegan la restricción alimentaria y el desarrollo de anorexia.
Un ejemplo de los patrones relacionales en las familias de las adolescentes con un trastorno alimenticio
A través de un ejemplo del libro clínico de Glen O. Gabbard, Psiquiatría psicodinámica en la práctica clínica, (3) podemos ver cómo los patrones familiares pueden repetirse en una situación diferente más adelante en la vida.
Una chica de 19 años con bulimia ha sido ingresada en un hospital por atracones y purgas. En su familia le decían lo que podía y lo que no podía comer y además no tenía suficiente autonomía en su vida. Mientras estuvo en el hospital no cooperó con los médicos y enfermeras en lo que respecta al consumo de alimentos. Como consecuencia de que el personal médico le dictara qué y cuándo comer, se sintió forzada y victimizada, tal como se sintió con sus padres. Al tomar control de su alimentación, quería separarse de los demás y de sus expectativas. Desde su punto de vista, trabajar juntos y obedecer al personal médico tenía el riesgo de ser sólo una extensión de ellos y no un individuo, tal como ella se sentía con su familia.
¿Cómo ayudar a un adolescente con trastornos alimenticios? la terapia familiar como tratamiento de elección
Actualmente, sigue estando claro que los antecedentes familiares desempeñan un papel crucial en los trastornos alimentarios, por lo que la recomendación de primera línea es la terapia familiar. Existen varias terapias familiares basadas en evidencia dirigidas a los trastornos alimentarios, que comúnmente se centran en las fortalezas de la familia. Con este enfoque, podemos centrarnos en la forma en que los familiares pueden ayudar colaborando en la terapia.
Los padres hacen todo lo posible cuando se trata de sus hijos, pero cada uno tiene sus patrones relacionales inconscientes, sus antecedentes y su propia historia familiar con puntos ciegos. Por eso a veces necesitamos de una tercera persona, un terapeuta, que pueda ayudarnos a ver cómo ciertas cosas que se hacen para ayudar, pueden convertirse al mismo tiempo en un problema. Cuando experimentamos estas cosas desde dentro, como miembro de la familia, es difícil mirarlas desde fuera.
Es importante mencionar que la terapia familiar también es un proceso de prueba y error, por lo que la forma de hacerlo es colaborando con un terapeuta y viendo cómo trabajando juntos se pueden implementar cambios. Otra parte crucial que trabaja la terapia familiar son las emociones vividas. Las familias sufren debido a los síntomas del trastorno alimentario de sus hijos y necesitan apoyo emocional. Además, tienen un vínculo fuerte con su hijo y pasan mucho más tiempo junto al niño o adolescente que un terapeuta. Por tanto, ayudar al adolescente a través de la familia es mucho más beneficioso y eficaz. Es por ello que tanto la terapia individual como la familiar son complementarias e inseparables para ayudar a un adolescente con su trastorno alimentario.
Fuentes:
- Minuchin, S., Rosman, B.L., & amp; Baker, L. (1978). Psychosomatic families: Anorexia nervosa in context. Harvard University Press.
- Alejandre, O. (2023). La belleza de ser tú: La historia real de cómo sobreviví al TCA. EDICIONES B
- Gabbard, G. O. (2000). Psychodynamic psychiatry in clinical practice (3rd ed.). American Psychiatric Publishing, Inc.
- Zinser, J., O’Donnell, N., Hale, L., & Jones, C. J. (2022). Multi-family therapy for eating disorders across the lifespan: A systematic review and meta-analysis. European Eating Disorders Review, 30(6), 723–745. https://doi.org/10.1002/erv.2919