Miércoles 19/7/2023
FOTO: Jade Destiny
Texto: Nicoleta Casangiu y Alejandra Misiolek
Las nociones de sobrepeso y de pérdida de peso para la salud eran casi inexistentes en la población antes del siglo XX. Con la llegada de las básculas para medir el peso corporal, el índice de masa corporal (IMC) dentro de la sanidad pública y clínica comenzó su ascenso y con ella el estigma del peso corporal.
¿Qué significa el estigma del peso?
El estigma del peso se refiere a la denigración y devaluación de las experiencias relacionadas con el peso. Entre el 50% y 60% de adultos experimentan estigma del peso al menos una vez en su vida.
Las personas obesas están muy estigmatizadas en la sociedad y se enfrentan a muchas formas de discriminación debido a su peso.
Estudios recientes aportan resultados de que los adolescentes con sobrepeso y que son víctimas del body shaming o de la gordura tienen más probabilidades de sufrir baja autoestima, aislamiento social y ansiedad. Los estudiantes de secundaria con sobrepeso tienen más probabilidades de sufrir depresión y pensamientos suicidas que sus compañeros de peso normal.
En adultos, el estigma que rodea a la obesidad aumenta el riesgo de depresión y suicidio y arraiga aún más los comportamientos alimentarios desordenados. La vergüenza a la gordura también está relacionada con baja autoestima y el desarrollo de trastornos alimentarios.
Los estudios demuestran que la exposición a los prejuicios sobre el peso desencadena cambios fisiológicos y de comportamiento relacionados con una mala salud metabólica y un mayor aumento de peso. Se experimenta una forma de estrés, el cortisol se dispara, el autocontrol disminuye y aumenta y aumenta el riesgo de atracones.
Cada vez hay más pruebas de que la obesidad y los trastornos alimentarios pueden coexistir en las personas y compartir factores de riesgo, como la insatisfacción corporal y las dietas. Cuanto más están las personas expuestas a los prejuicios, más probabilidades hay de que aumenten de peso y se vuelvan obesas, aunque al principio fueran delgadas.
Este prejuicio sobre el peso se traduce a nivel más global en desigualdades en la atención sanitaria, el empleo y la educación.
En el entorno sanitario, las actitudes negativas de los profesionales de la salud hacen que los pacientes se sientan estigmatizados y reacios a acceder a los servicios sanitarios, lo que perjudica aún más su salud a largo plazo.
Los comentarios estigmatizadores de los profesionales sanitarios pueden perpetuar los pensamientos negativos que una persona tiene sobre su peso o su silueta, que son factores de los trastornos alimentarios.
El estigma social al que se enfrentan los profesionales sanitarios con sobrepeso también repercutirá en su propia confianza y en su capacidad para ofrecer asesoramiento sanitario.
“El estigma de la obesidad puede perjudicar la salud de las personas y es aún más dañino cuando procede de los profesionales sanitarios” es una afirmación de una estudiante de sexto curso de Medicina.
¿Qué podrían hacer las facultades de medicina?
Un estudio realizado en EE.UU. demostró que una intervención educativa centrada en las causas multifactoriales de la obesidad, la inducción de empatía y el juego de roles mejoraba las actitudes de los estudiantes de medicina hacia las personas obesas.
Factores ambientales, genéticos, de estilo de vida y otros factores interactúan para causar obesidad. Educar a los estudiantes de medicina sobre las causas multifactoriales de la obesidad puede ayudar a reducir el estigma y la culpabilización . La obesidad no se debe únicamente a que los pacientes sean “vagos”, “faltos de autodisciplina” o “incumplidores”, como sugieren muchos estereotipos.
Podría resultar de ayuda para reducir el estigma del peso:
- enseñar a los estudiantes de medicina a analizar críticamente el uso del índice de masa corporal (IMC) como indicador de salud.
- fijarse más en otras medidas de salud, como el perímetro circunferencia de la cintura, la presión arterial y la glucemia.
- usar un enfoque más neutral que se centra en la salud y el bienestar generales de la persona y no en el número que marca la báscula.
- una política de tolerancia cero hacia los comportamientos discriminatorios o despectivos
Es importante darnos cuenta que el las actitudes de “body shaming”, que muchas personas emplean hacia las personas con sobrepeso u obesidad, realmente causan círculos viciosos. Al generar vergüenza y sentimiento de inferioridad, causan aislamiento de las personas con obesidad, baja autoestima, dificultades para salir de casa y exponerse al mundo exterior. Como consecuencia, conducen a sentir muchas emociones desagradables que a veces se “regulan con la comida” cuando otros recursos nos fallan (o cuando conocemos la regulación de las emociones con la alimentación desde pequeños). Es un pez que se muerde la cola. No obstante, hay personas, entre ellas médicos y nutricionistas, que siguen pensando que decirle a alguien que tiene que adelgazar, es una manera de motivarle. Mientras que realmente, y según cómo y en qué contexto se dice, es una forma de avergonzarla a la persona con obesidad en vez de entender primero sus dificultades y buscar conjuntamente soluciones.
Fuentes: